La Comunicación

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martes, 21 de julio de 2015

III. Acerca de la PNL y el Coaching Ontológico.






La Programación Neurolingüística (PNL) y el Coaching Ontológico son disciplinas teórico-prácticas que en su ejercicio permiten “modelar la excelencia, multiplicar la eficiencia en la comunicación, construir relaciones satisfactorias, influir y acompasar los espacios personales y laborales con calidad de vida” (Carpio. M, 2015). Aprender, desaprender y reaprender son sus premisas. A través del uso de sus modelos o técnicas podemos transformar nuestros pensamientos, sentimientos y conductas de manera positiva. Y con la confianza en nosotros mismos, contribuimos al logro de la excelencia personal y grupal.

En resumen, la PNL es un metamodelo[1] que permite crear estrategias para generar cambios en nuestras conductas o simplemente generarlas, a través del lenguaje y la percepción de la realidad.



Esto se hace influyendo en los procesos mentales  mediante los diferentes canales de lenguaje (con los cuales recogemos información). También haciendo uso  de los recursos y capacidades de cada persona y la apropiación de aquellos necesarios, para originar el cambio. En este sentido, pudimos apreciar, de las diferentes lecturas y de las clases, que este modelo debe conducir eficazmente al desarrollo óptimo de la personalidad, consiguiendo una comunicación efectiva y un crecimiento elevado de las capacidades de cada individuo. Trabaja a través de elementos estructurales llamados  sistemas de representación y/o de acceso, con los cuales recogemos la información: el canal visual (la vista), el canal olfativo (el olor), el canal auditivo (el oído), el canal cinestético o kinestésico (la sensación) y el canal olfativo (el sabor). Aunque el olor y el sabor se agregan al cinestético, ampliando la sensación. Ahora bien, cada “canal de acceso o entrada”, del cual disponemos, tiene además diferentes submodalidades. Por ejemplo, el sistema de representación visual comprende submodalidades como: el color, la luminosidad, tamaño (grande pequeño), distancia (cerca, lejos), forma, estructura (brillante, mate), posición, dimensión,…). Igualmente, todos los demás sistemas se dividen en sus respectivas submodalidades, ejemplo: auditivo (Tono, calidad de tono, volumen, melodía, tiempo, posición,…) y así sucesivamente, los demás canales de entrada.


De acuerdo a la terminología, la neurolingüística es una ciencia joven que reúne varios ámbitos de investigación. El prefijo «neuro» indica que “se trata de procesos que se llevan a cabo en el cerebro. La «lingüística» es la ciencia del lenguaje. La neurolingüística, por tanto, investiga de qué manera se presenta y se elabora el lenguaje en el cerebro humano” (Schwarz y Schweppe, 2001). La PNL se ocupa entonces de cómo podemos influir en los procesos mentales del cerebro, mediante el lenguaje, o sea, de cómo “programamos” nuestro cerebro.

En relación a lo expuesto, es interesante la sección acerca de la conformación del cerebro en sus dos hemisferios cerebrales y sus características. La mayoría de las personas somos “diestras”, por tanto, hacemos mayor uso del hemisferio izquierdo. Asimismo, en el sistema educativo podemos observar que se hace hincapié en el uso de este hemisferio. Inclusive, en nuestra sociedad, al ser diestras la mayoría de las personas, todo lo que nos ocupa y nos rodea está estructurado en función de este hemisferio, es decir, se hace mayor uso del lado izquierdo del cerebro.( Lo cual no es lo más apropiado pues deberíamos usar los dos hemisferios equilibradamente). El hemisferio izquierdo es el que  reconoce las partes que constituyen un todo, es lineal, analítico, secuencial y racional. Trabaja con palabras y números, con símbolos y abstracciones. El hemisferio derecho, en cambio, combina partes para crear el todo, se dedica a la síntesis, procesa en paralelo y es significativamente más visual y espacial (trabaja con imágenes). Se especializa en relaciones no lineales, es fuente de percepción creativa, es la parte creadora, soñadora, gestual, geométrica, simbólica, agráfica, analógica e intuitiva. "En el proceso de orientación y aprendizaje, el uso de estrategias que estimulen el hemisferio derecho puede significar la diferencia entre éxito y fracaso", así lo asevera M. Carpio y otros especialistas. Por lo tanto, es necesario equilibrar sus usos (de ambos), ya que esto nos permite “ampliar el concepto de los procesos intelectuales tanto verbales como analíticos, considerar recursos y capacidades humanas y así se aprovechan ambos hemisferios. Su funcionamiento complementario le confiere a la mente poder y flexibilidad” (Carpio, M., 2009).

Asimismo, la ejercitación continua de ambos hemisferios, según “Beauport”[2]: favorece las conexiones deseadas para optimizar la inteligencia de cada uno de nosotros, la percepción para discriminar eventos o situaciones que suceden en nuestro entorno y así, poder manejarlas con autonomía, estableciendo normas y expresando nuestros sentimientos, para aceptar o transformar nuestra realidad.

Las funciones de los dos hemisferios se resumen a continuación (para personas diestras) (Según Swharz y Shweppe):
·         El hemisferio izquierdo: Comprende el habla, la lógica, el análisis, el modo de trabajo lineal, la ordenación temporal, la consciencia.
·         El hemisferio derecho: Comprende el lenguaje corporal, la intuición, la creatividad, el modo de trabajo paralelo, el transcender del tiempo, el inconsciente.

En cuanto a la clasificación y el enfoque holístico, del funcionamiento del cerebro, según Mc Lean, llamado cerebro triuno, nos  llama la atención el hecho de que sus tres estructuras se definan como 3 sistemas de energía con diferentes vibraciones: Reptil. Límbico, Neo-cortex.
“Cada estructura procesa el estimulo y emite respuestas independientes, mas no aisladas” (Carpio, M. 2009).



El reptil representa el estado padre, el límbico el estado niño y el neo-cortex el estado adulto. Vemos su semejanza con la tesis del Análisis Transaccional (AT), de Berne. Segun Mc Lean, el reptil es el cerebro primario, allí se ubica nuestra inteligencia básica, comportamientos y conductas que se adquirieron en la niñez. Atiende a las normas, mandatos y convicciones creadas en la infancia, a través de nuestros progenitores y personas de autoridad (maestros, abuelos, profesores). En nuestro caso, nuestro cerebro reptil tiene afianzado valores, criterios y mandatos no solo de nuestros padres, sino de toda una familia de conducta íntegra.

Seguidamente, el cerebro límbico es el que nos permite manifestar las emociones y sentimientos. El contempla lo que deseamos y queremos… De allí, surgen las expresiones tales como: “si puedo”, “no quiero” y sus contrarias. Tal como señala Carpio: “Este cerebro se optimiza cuando el sujeto deja fluir su pasión en aquellas situaciones que le afectan y tiene la capacidad, para manejar sentimientos y emociones cuando es necesario”. Cabe señalar que cuando escribimos acudimos a nuestro cerebro límbico, para conectarnos con nuestras emociones y sentimientos, dejándolos fluir creativamente, y éste proceso, lo hacemos “asociados”. Es decir, reviviendo cada estado emotivo, sensación  o sentimiento…, para que sean procesados por nuestro Neo-cortex y luego sean plasmados en forma de lenguaje escrito en una hoja de papel u hoja virtual...

Con relación al tercer cerebro, en esta clasificación, el Neocortex, nos parece muy interesante su perfil integrador y armonizante de ambos hemisferios. En este cerebro, el proceso de la información se realiza de manera integral. En él, se hace referencia a los procesos de razonamiento, orden, secuencia, asociaciones, intuiciones, de creación, entre otros. Carpio señala que el Neo-cortex representa la complicidad de los hemisferios derecho e izquierdo unidos por el cuerpo calloso, con procesos mentales diferentes para cada uno, lo que proporciona holisticidad a los procesos cognitivos.


Otra premisa de la PNL, que cabe resaltar, es la que plantea que las personas se orientan de acuerdo a su mapa mental del mundo. Nosotros los seres humanos, nunca aprehendemos las “cosas” sino la representación interna de esas “cosas”. Por tanto, en relación al modelo o mapa del mundo, éste tiene que ver con la representación que cada persona se ha creado de la “realidad” que le rodea. Por tanto, la representación o mapa nos permite generar nuestras conductas y nos orienta. Se refiere a las experiencias que cada uno ha vivido, en consecuencia, cada quien tiene un modelo diferente de "cómo percibe su realidad”. En lo particular, pensamos que también éste modelo o mapa reúne el imaginario de cada quien: sus valores, pensamientos más profundos, enseñanzas y vivencias. Pero podemos mejorar nuestro mapa del mundo, cambiándolo, refinándolo o actualizándolo. La PNL nos da pistas y nos permite hacerlo a través de sus técnicas.




Para terminar este breve abreboca, definamos nuestro último punto, el Coaching. Este es un arte “mediante el cual se ayuda a la persona a cambiar la forma de su accionar y a dirigirse en la dirección que quiere tomar”(Carpio M., 2007). En este proceso interviene un facilitador o coach que, mediante la formulación de “preguntas poderosas”, apoya o conduce a la(s) persona(s) (coacheé) a identificar sus recursos, rendir al máximo en sus capacidades y transcender sus limitaciones o barreras para alcanzar lo mejor de sí mismas, en sus acciones y/o relaciones. Se centra en la solución y no en el problema. Promueve el desarrollo de estrategias de pensamiento y acciones, se enfoca en los objetivos y metas planteados por la(s) persona(s). Se basa en la formulación de preguntas que servirán de guía en la intervención.



[1] El metamodelo tiene su fundamentación en las experiencias desarrolladas por Perls, Satir, Weber, Erickson, entre otros. Fue expuesto por Richard Bandler (matemático, psicoterapeuta gestalista) y John Grinder (lingüista) a mediados de los años sesenta.
[2] Fuente: Elaine de Beauport, Las tres Caras de la Mente. 1994.

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